viernes, 11 de marzo de 2011

Un cuento para...

Había una vez una historia que nunca pudo salir de la pluma... hibernó muchos años en el último rincón de la imaginación, como queriendo no molestar a nadie, procurando no estorbar al torrente continuo de ideas que el joven escritor, una vez descubierto que poseía el don, dejó fluir como lo hace el agua del hidrante que los niños de la cuadra han logrado abrir en una calurosa tarde de verano, en algún populoso barrio neoyorquino (como se ve en las películas gringas)...

Pasaron veinte años, cinco meses, siete días y trece horas...

...unos cuantos minutos...

Y exactamente dieciocho segundos cuando sucedió...

Inició lentamente, como el primer beso al final de la cita. El escritor, ahora retirado, quebrado, achantado, humillado, olvidado y con el corazón resquebrajado... despertó en medio de la madrugada, con un nudo en la garganta y ganas de llorar. Le hormigueaba la mano y sentía un dolor que iba creciendo en intensidad y cobertura, desde la nuca hasta los ojos, dándole la impresión de que su cabeza iba a estallar.

Prendió la única vela con el único fósforo, tomó la única hoja amarilla con el único lápiz y comenzó a escribir la única historia que le quedaba.

K-LI-K
Marzo 2011

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