domingo, 17 de abril de 2011

Ron con Pasas para mí por favor...

Tuve un amigo que constantemente utilizaba asociaciones para dar más claridad en algún asunto o hacer énfasis en un punto de vista...

...hace ya un tiempo que se fue... lo hizo como lo hacen los amigos que nos quedan tatuados vivos en el alma y el corazón: temprana y trágicamente.

Pensaba en eso y muchas más cosas, mientras traía mi orden una niña de ojos azules y mirada marchita con un mal disimulado hematoma que asomaba por su manga izquierda.

Helado de vainilla con jarabe caliente de chocolate... el mejor "reseteador" para las preocupaciones, el único complemento admisible para mi última cena. Después de uno de esos, la sonrisa no te la quita ni la más áspera cuerda, ni la más oxidada hoja de acero.

El jarabe lentamente se fusiona con el helado y el inmediato entorno de mi exclusivo paraíso para uno, se inunda de un aroma característico que genera una serie de micro orgasmos en mis receptores olfativos y papilas gustativas...

Es entonces, en medio de ese pequeño viaje psicodélico, a medida de saboreo intensamente cada cucharada que suavemente desliza en mi boca la mezcla adictiva como besos prohibidos de amores furtivos... que comienzo mi listado de helados favoritos para lugares, momentos, personas, emociones, sentimientos y letargos...

Para un beso robado, nada se compara a una Polet de Baileys... te deja un sabor en la lengua, que aunque se diluye casi de inmediato, perdura toda la tarde la picardía en tu garganta.

Claro que he considerado también ciertos helados post polvo... a pesar que mi tendencia psicorígida me signifique un par de obstáculos por aquello de sábanas pegajosas, hormigas en la cama y manchas indelebles. Pero no he podido con mis chocheras y persisto con la única excepción de manjares en el lecho, reducida a salados muslos húmedos, dulces pezones erguidos y ácidos montes de venus...

...sin embargo, a quien interese, un postre de limón con abundante leche condensada y acompañado de una bola de helado de pistacho... siempre trae grandiosos recuerdos de amantes complacientes...

Así mismo puedes encontrar que mixturas desafortunadas como fresa con guanábana o macadamia con chicle... son como un buen enemigo, y cito al sabio Olafo El Amargado cuando decía que: "Los amigos van y vienen, pero un buen enemigo, dedicado y persistente, puede durarte toda la vida". Y sí, un helado de fresa con guanábana o uno de macadamia con chicle podrán tener un efecto paradójico al inicio, pero luego le encuentras el gusto con un poco de leche condensada (mi catalizador universal)...

Para los amigos (incluyo a hermanos y primos en este grupo)... el ron con pasas indefectiblemente me hará reir a carcajadas, pues combina perfecto con el sabor que cada uno de ellos y ellas prefieran. El caserito de ron con pasas además me transporta a mi niñez, a esa pelirroja de ojos verdes que se robó mi corazón de ocho años... y creo que nunca me lo devolvió.

A propósito del ron con pasas... luego de cada primera vez, intensificas ese divino placer con un brownie caliente coronado con una cremosa y deliciosa bola de helado... del sabor que elija tu compañía, para que el efecto sea tan psicodélico (me fascina esta palabra), como la experiencia que acabaron de disfrutar...

Ya me terminé el helado y mi regreso a la realidad fue tan brusco como la lágrima indiscreta de la mesera de ojos azules y mirada triste...

...su mano sobre el hematoma mal disimulado con maquillaje barato, el recuerdo de un amor despreciado por prejuicios infundados y la angustia de un "sí" del que se arrepiente... tienen un sabor particular.

No pudo elegir mejor para pasar ese trago amargo durante su descanso: Frutos del bosque.

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