sábado, 10 de agosto de 2013

KARMA

Observar por un instante la forma monstruosamente fálica de lo que acabas de "parir" luego de media hora de agónico estreñimiento ocasional... hace que te cuestiones seriamente sobre lo que le pides a tu esposa en la cama...

Casi nunca meditas acerca de las consecuencias de tus actos, ni siquiera cuando las estás sufriendo y pagando incluso con sangre. Solo te preguntas si te podrás salir con la tuya, ileso a punta de promesas que jamás (te) cumplirás.

Por esa razón es que casi siempre, un par de horas después de la reflexión inicial, estás susurrando al oído de tu esposa, aquella escatológica fantasía.

Quizás todo lo anterior explique por qué te encuentras a las dos de la mañana, en medio del parque más grande de la ciudad, cavando una tumba con un cuchillo de cocina. Tu propia tumba.

La adolescente de la falda escocesa y el hacha ensangrentada en sus manos con uñas pintadas de arco iris, apenas te mira sonriendo, recordándote que hacía solo ocho días ya te habías salvado de ella cuando alcanzaste a huir luego de haber asesinado a su novia, mientras ella escondía el cuerpo de una víctima.

Únicamente atinas a pensar, en esos escasos veinte segundos que le quedan al cerebro después de ser cercenada la cabeza, que la gente nunca aprende la lección.

En especial los psicópatas como tú.

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