jueves, 1 de agosto de 2013

Mientras cambia el semáforo...

Más que el viejo dicho de "...nadie es profeta en su tierra", siempre he creído que lo esencial para que la vida fluya donde quiera que uno esté, son las personas que le rodeen, que le acojan y le brinden cariño; eso y no el azar, han sido la clave para que sin importar si es una habitación al fondo de un pasillo interminable y oscuro, o quizás un lujoso palacio en la zona más exclusiva, o simplemente un apartamento modesto con comodidades básicas... pueda llamarse "hogar"...

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